viernes, 29 de mayo de 2009

TRUEKIANDO SABERES



Esta es una invitación para que iniciemos una base de datos en linea donde hagamos RED de intercambios, no sólo de nuestros productos, sino también de nuestros servicios y saberes.

Hacemos una pequeña relación de los truekes de saberes que realizamos en Santa Elena, el fin de semana pasado, a manera de ejemplo. Pero también como el inicio de la base de datos que es necesario construir para poder consultar permanentemente y generar entre nosotr@s mism@s un circuito económico solidario, ético y sostenible!!!! permanentemente actualizado.

Así que las invitamos a todas y todos, para hacer parte de esta iniciativa.

Envienos sus datos junto con la información de los productos, servicios y saberes que está dispuesto/a a intercambiar.

Como este es un aprendizaje permanente, en el camino iremos arreglando las cargas, las dificultades técnicas, vinculares o de relación, de valores y valoración etc, que se nos puedan presentar, lo importante, como dice nuestro amigo Juan Diego, es siempre estar dispuestos para aprender de nuestros errores, evaluar desde adentro para nuestro propio servicio, en vez de dejar que siempre sean otros los que nos evalúen.

Fraternalmente,

Liliana Arbelaez.

martes, 26 de mayo de 2009

Kronica del trueke en Santa Elena


Pretendimos escapar, Walter, Gloria, Andrés (mi Hijo), Alejandra(la novia de mi hijo), Cata, JJ² (John Cano y John Jaramillo), Juan Diego y su Compañera y Lili (Yo), del calor y de la ruidosa ciudad, en una azul mañana de mayo, que ya auguraba el afanoso fervor con el que Inti golpearía nuestra piel.
Escapar de esa nuestra ciudad, reconocida como la ciudad de la eterna primavera!!!!.... lo que no saben muchos es que la primavera nuestra, no florece en nuestra ciudad llena de asfalto y pirámides forradas en baldosín!!!
Nuestra primavera florece a 2200 metros de altura, en un bello corregimiento con nombre de Santa y de mujer rebelde, la de Troya, para quienes la historia todavía no ha muerto, Santa Elena.
Un lugar que pretenden convertir en el segundo piso de Medellín y que es para much@s de nosotr@s motivo de sueños, aspiración y deseo…. por poder algún día disfrutar de un pedacito de esa tierra, que allá arriba… entraña todavía un poco de libertad. Tierra que además de albergar a sus nativos campesinos y floricultores, es el resguardo de seres sensibles que escapan de la selva de cemento, seres que saben que otro mundo si es posible, loc@s, bohemi@s, artistas, truekeadores y demás…. seres que nostalgian el contacto con la tierra y que ven allí, en el alto de esa imponente cordillera, (que se levanta desde el lugar lleno de pavimento, con grandes moles que hacen honor al imperio bancario), la posibilidad de contemplar desde lo alto, allá, arriba, la dirección que aun nos indica la Utopía….
Allí, a ese refugio a 2200 metros de altura en el hogar… cálido hogar de dos amigos, Lina y Gustavo, pretendimos escapar, para liberarnos del calor, de la loca dinámica del trabajo, de la prisión de los segundos que se convirtieron en los guardianes de la producción, pues cada segundo es oro en el aguerrido mundo de la competencia… escapar de los restaurantes de fin de semana, de los supermercados, pero sobre todo de la indiferencia. Allí, en las Mercedes, nos fue posible quitarnos la coraza y mostrar un poquito de esos niños, niñas, enamorados y soñadores que en nuestro interior habitan.
Y lo logramos!!... logramos escapar de todo aquello que atropella nuestra humanidad, de aquello que nos aleja y enceguece de nuestras reales necesidades. Fue fácil re-encontrarnos con nosotr@s mism@s, cuando no estamos invadidos y adormecidos por el ruido de la ciudad. De lo único que no pudimos escapar fue del calor, pues el Inti nos acompaño todo el día.
Allí en ese lugar, no solo hablamos de desarrollo humano, como pretendíamos y esperábamos hace más de 3 meses. Allí, en ese lugar, lleno de sueños, de complicidades, de juego, de afecto, de ofrenda, de trueke y de banquetes, como los de Platón… donde la comida, el amor y la palabra son los principales invitados… allí… en ese paraíso, que Lina y Gustavo nos compartieron, vivimos lo que es la expresión de lo más humano que aun existe en nosotr@s… la complicidad de mirarnos a los ojos, re-conocernos y saber que todos y todas, los allí presentes, desde nuestras diferencias, compartimos el deseo de apostarle a otro mundo posible, donde la solidaridad y formas ancestrales o nuevas formas de intercambio nos alejen del mundo individualista y de la competencia. Allí, nos hicimos cómplices para darle el espaldarazo al ofrecimiento de desgarrarnos entre nosotr@s mism@s buscando la ilusión del undécimo circulo.

en la tarde ese lunes festivo empezamos a ser practicos con el grupo de facilitadores solidarios, cuando hicimos el trueke de productos y saberes

El undécimo circulo


El undécimo circulo

Érase una vez un pueblito del interior de Australia en donde la gente solía utilizar
el trueque para todas sus transacciones. Los días de feria iba y venia con pollos, huevos, jamones y panes en las manos y negociaba durante un largo tiempo in­tercambiando mercadería con sus compatriotas.

En los períodos clave del año, como la época de las cosechas o cuando había que reparar un granero después de una tormenta, se retomaba la costumbre de ayudarse mutuamente, que provenia de la tradición antigua. Todos sabían que si alguna vez tenían un problema, otros les prestarían ayuda.

Un día de feria, un extranjero calzado con zapatos negros relucientes y un ele­gante sombrero blanco se acerco y observó a escena con una sonrisa sardónica. Cuando vio a un granjero que corría para atrapar a los seis pollos que desea­ba canjear por un gran jamón, no pudo evitar soltar la carcajada: “Pobre gente”, dijo, “tan primitiva”. La mujer del granjero escuchó estas palabras y lo desafió preguntándole: “¿Crees que puedes manejar a los pollos mejor que mi marido?”. “A los pollos no”, replicó él. “Pero hay una forma mejor de resolver ese problema”. ¿Si? ¿Cuál?”, lo inquirió la mujer. “¿Ve aquel árbol allí en frente?”, le espetó el forastero. “Bueno, iré allí a esperar que uno de ustedes me traiga un gran cuero de vaca. Luego, haz que todas las familias me visiten. Les explicaré una mejor manera”.

Cuando tuvo el cuero de vaca, lo recortó en círculos perfectos, y en cada uno puso un lindo sello de correos. Luego, ofreció a cada familia diez círculos y les explicó que cada uno representaba el valor de un pollo. Dijo: “Ahora pueden comer­ciar y negociar con los círculos en lugar de hacerlo con los pollos ariscos”.

Su argumento era convincente. El hombre de zapatos brillantes y brioso som­brero impresiono a todos.

Una vez que todas las familias recibieron sus diez círculos, el hombre añadió:
“¡Ah! Me olvidaba. Dentro de un año volverá y me sentaré bajo este mismo árbol. Quiero que cada uno de ustedes me devuelva once círculos. El undécimo circulo será una muestra de aprecio par la mejoría que acabo de introducir en su vida”. El granjero de los seis pollos le pregunto: “¿Cómo podemos obtener el undécimo circulo?”. ‘Ya verán”, contesto el hombre, con una sonrisa tranquilizadora.


Si ese año la población y la producción anual de ese lugar se hubieran mante­nido estables, ¿qué habría pasado? Recuerden que ese undécimo circulo nunca fue creado. Par lo tanto, a la postre, aunque todos se las arreglaran bien en sus negocios. una de cada once familias debió perder todos sus círculos para que otros obtuvieran el undécimo.
A partir de entonces, cuando una tormenta amenazaba la cosecha de una de las familias, la gente ya no era tan generosa como antes, y no brindaba su ayuda antes de que se desatase el desastre. Resultaba mucho más conveniente inter­cambiar los pollos por círculos en el día de feria, pero este nuevo juego desesti­maba, sin quererlo, la cooperación espontánea tradicional en los habitantes de la aldea y generó, en cambio, una furia competitiva sistemática entre todos ellos.

viernes, 15 de mayo de 2009

Cultura vs Circunstancias Económicas

La cultura es el conjunto de creencias que determina la actitud y el comportamiento de las personas. La cultura direcciona la convivencia, el desarrollo, el orden político, el orden jurídico y cuantos elementos constituyen la expresión externa de las comunidades en su incesante evolución. La cultura sólida de un pueblo permitiría anteponer de una manera inconsciente valores fundamentales de acuerdo con la nacionalidad, tradición e historia a todo tipo de iniciativas nocivas para la calidad de vida y generadoras de injusticia social.
Cuando los patrones de conducta no favorecen el bien común es necesario adecuarlos, y son necesarios tres elementos: presión moral con diferentes alternativas pedagógicas, control coercitivo y castigo y persuasión económica. En la administración y control del tránsito vehicular se observa como una combinación adecuada de los tres puede llegar a ser la estrategia más efectiva, y que siempre hay problemas cuando uno de los primeros entra en conflicto con los intereses monetarios, lo cual sucede frecuentemente. Lo normal es que los implicados se concentren en lo monetario, sacrificando las creencias propias, desestimando lo aprendido, evadiendo los controles o arriesgando a la posibilidad del castigo en sus diferentes formas; lo que encarece los sistemas de autoridad y los hace permanentes.
Así, el desacato social a los principios morales tiene una relación muy fuerte con el modelo que rige las relaciones económicas. El sistema monetario impulsa el egoísmo y la competencia, alienta la acumulación individual y castiga de modo implacable a quien no se atiene a ese mandato. Con una problemática económica presente en todas sus dimensiones, el objetivo común está relacionado con obtener, recuperar o mantener el control sobre un destino particular que se ve relacionado con la independencia, suficiencia o fortaleza económica. Si la deficiencia educativa es generalizada, la violencia es consustancial al proceso. Si la deficiencia es formativa, la corrupción abunda. Usar otras opciones constructivas depende de no hallar atractiva la relación costo-beneficio con una justicia casi siempre ausente, algo sólo aplicable a una pequeña parte de la población.
El agresivo individualismo con que se busca el dinero explica el multifacético deterioro en el tejido social y el menoscabo dramático y creciente en la calidad de vida. Decía Bernard Shaw “hay momentos en que el pueblo no necesita más moralidad sino más dinero”. Tener con qué comer, vestirse o recibir atención médica no garantiza que alguien se porte bien, pero no tenerlo lleva a muchos a portarse mal.
La causalidad entre las carencias actuales y el comportamiento delictivo, violento, intolerante, antiecológico, poco solidario, corrupto, depredador, etc., sólo puede romperse con soluciones viables y permanentes a las expectativas humanas: trabajo digno, vivienda, tierra, alimentación, acceso al crédito, cobertura en salud, servicios públicos, educación, recreación, etc. Para fortalecer de manera integral los principios individuales, las comunidades y las diferentes organizaciones de personas o empresas en un proceso que promueva la pacificación y la autogestión hacia una mejor calidad de vida, se debe contar necesariamente con un componente económico muy sólido, que allane el camino para aplicar los componentes pedagógicos que hagan falta y disminuya el costo del control. Es un requisito para garantizar el efecto global pretendido en los diferentes proyectos de intervención social para evitar su agotamiento y garantizar su maduración.

Preparado por John Jairo Lara A. – Ingeniero Industrial

jueves, 7 de mayo de 2009

Red de estudios en economía solidaria.

Red de estudios en economía solidaria.
Fecha: 3 de abril
Autor: Julián Felipe Vanegas

El libre juego de la interpretación permite que aparezcan múltiples definiciones de la solidaridad, algunas llegan desde las disciplinas humanas y sociales, otras desde la ecología, la etología y la genética, estableciendo cada una de ellas puntos de vista que pueden entrar fácilmente en contradicción; por ejemplo, no es los mismo decir que la solidaridad debe enseñarse a otros seres humanos con distintas herramientas pedagógicas, a decir que es un valor connatural al hombre o que viene en su estructura genética y por lo tanto es inmodificable. De igual manera, la solidaridad corre el riesgo de verse reducida al ámbito de lo económico, de lo puramente material, porque no se la considera en relación a prácticas artísticas, comunitarias y sociales, por un lado, ni se la asume como una apuesta ética y política para hacer una buena vida en términos personales y colectivos, por otro. Todo lo anterior nos obliga a tomar el asunto de la solidaridad en un sentido amplio, diverso y transdisciplinar, que recoja y ponga en diálogo las distintas maneras de explicar el comportamiento humano, sin perder de vista la tendencia hegemónica de cada disciplina, las notables diferencias entre ciencia y saber y la comprensión del hombre como un ser del lenguaje.

Ahora bien, si estamos interesados en pensar la pedagogía de la solidaridad, es decir, la educación y sus límites, las metodologías apropiadas y los contenidos que se deben y pueden transmitir, de inmediato nos vemos transportados al territorio de la epistemología y obligados a responder, entre otras, las siguientes preguntas: ¿cómo conoce el ser humano?, ¿cuál es la relación de aprendizaje que establece con el entorno?, ¿cuáles medios y metodologías le facilitan la comprensión? En lo corrido de la historia muchos hombres han tratado de responder a dichas preguntas, cada uno desde su lugar y momento histórico se ha embarcado en soluciones que van desde la explicación sobrenatural, mítica y religiosa hasta las propuestas empírica, positivista y racionalista; pese a la potencia de los argumentos, ninguno ha podido escaparse de su sistema de pensamiento, lo que a nuestros ojos resulta fácilmente comprensible, pues cada hombre es prisionero en su mundo y no le es dado elevarse sobre toda la humanidad para formular verdades eternas e inmutables. Curiosamente, el hombre sólo tiene la posibilidad de pensar lo que su época y entorno le permiten, porque cada tiempo tiene su mentalidad, sus preguntas y problemas que resolver.

A partir del renacimiento se instauró en nuestra cultura el método científico de investigación, con el cual se buscaba producir conocimientos verídicos y demostrables; al principio se implementó en las ciencias naturales, luego pretendieron adecuarlo a los saberes humanos, tratando de mostrar así cómo piensan los hombres que buscan la verdad y cuál es la forma más solvente de producir conocimiento; esto dejó relegadas la sabiduría popular y las humanidades. De una manera atropellada se intentó, y aún se intenta, llevar el método científico a las ciencias sociales para medir la veracidad de los argumentos a través del ensayo y la experimentación; afortunadamente para el hombre, los esquemas y las técnicas que tratan de normalizarlo y estandarizar su comportamiento con el fin de incorporarlo en la industria moderna, han fallado estruendosamente, aun cuando la ideología dominante siga marcando su identidad. El desafío que le resta al hombre de hoy es elaborar un conocimiento fundado en estructuras que recojan el orden simbólico y el metafórico, e incluyan el ámbito político y ético, aunando esfuerzos contra el poder homogenizador y aplastante de los valores e ideales que promueve la sociedad actual.

De una manera muy clara el expositor planteó la necesidad de pensar la solidaridad en base a problemas y preguntas, pues ella cobra especial valor cuando está relacionada a objetos o temáticas sobre las cuales se busca incidir. Así las cosas es preciso interrogarse: ¿cuáles son los valores y los ideales que el pensamiento solidario defiende, cuáles las formas de administración, participación e inclusión que busca en el universo político y cuáles propuestas de organización económica promueve? Del mismo modo debemos precisar los referentes que soportan nuestra visión de la solidaridad, ya sean estéticos, políticos o éticos, entre otros. Como puede observarse, la pedagogía de la solidaridad es un asunto bastaste complejo, en evolución y construcción permanentes, que debe integrar la teoría y la práctica, el saber y el hacer en terrenos como el económico, el político e ideológico, que representan a su vez las principales coordenadas en las que se reproduce la sociedad capitalista, bajo un modelo de vida único y la concentración del poder y el dinero.

Para terminar es preciso dejar una claridad: la razón es tan sólo un medio que nos permite comunicarnos, conversar, debatir, corregir nuestros errores y juicios equivocados, aprender y, sobre todo, pensar. La razón no es en sí misma buena o mala, algunos la pueden utilizar para crear destrucción, miseria y muerte a través de tecnologías que favorecen la dominación y el control, otros la han utilizado para mostrarnos lo equivocados que estaban aquellos hombres que veían al ser humano únicamente como un ser racional, olvidándose de lo poético y lo sensual que también lo constituye.