martes, 2 de junio de 2009

EL DESARROLLO HUMANO COMO EJE TRANSVERSAL DE LAS ESTRUCTURAS CURRICULARES



Stella Pino Salamanca

Grupo de Educación Popular
Departamento de Educación y Pedagogía
Universidad del Cauca
Popayán - Colombia

Los procesos educativos en la sociedad han tenido diversos cambios de acuerdo al momento histórico vivido y a los requerimientos económicos, políticos y sociales previstos. Cada estructura educativa organiza y plantea el eje sobre el cual va a centrar el proceso de formación, pasando por un ideal de educación moral, educación integral, educación en valores, pero todas ellas con una mirada desde el desarrollo humano. El concepto de Desarrollo Humano se ha ido transformando, pues en un primer momento aparece en el campo económico como una forma de identificar el bienestar de un país. Pero es a partir de la década de los 80 donde se tratan de ver y entender los desequilibrios generados por la economía, siendo Amartya Sen quien ubica el bienestar de los ciudadanos como principal objetivo de las políticas de desarrollo que no solo pueden estar asociadas a los niveles de ingreso sino al desarrollo de las personas. Posteriormente el concepto de Desarrollo Humano es tenido en cuenta en el campo educativo como una forma de reconocer a la persona como eje central del proceso, donde ella se constituye como tal, pero a la vez hace parte de un colectivo que incluye diferentes contextos (social – político – económico – cultural – geográfico – educativo), elementos que se permean de diferente forma en las estructuras curriculares. Existe una tradición que ha caracterizado las estructuras curriculares, las cuales se han reducido a una forma instrumental y operativa con currículos asignaturistas descontextualizados, por ello hoy en día existen planteamientos curriculares donde se ha empezado un proceso de reconceptualización que supone recrear la función social, cultural de la escuela, el maestro y el estudiante.

EL DESARROLLO HUMANO Y SU INSERCIÓN EN LAS ESTRUCTURAS

CURRICULARES




Pensar las estructuras curriculares desde el Desarrollo Humano como eje transversal, permite tener una concepción integral del ser humano, el cual tiene responsabilidades sociales, culturales, políticas que implican la participación y apropiación de estudiantes, docentes, administrativos y comunidad. Un caso particular es el programa de Educación Física, Recreación y Deporte que tiene el Desarrollo Humano como eje central,planteando conceptual y orgánicamente una estructura curricular cuyos componentes deformación se articulan tratando de dar una mirada holística de la persona.



Los procesos educativos en la sociedad han tenido diversos cambios de acuerdo almomento histórico vivido y a los requerimientos económicos, políticos y socialesprevistos, los cuales ejercen una influencia directa en la forma como se organizan y estructuran los ejes fundamentales sobre los que se moverán las propuestas educativas.



Cada estructura educativa organiza y plantea el eje sobre el cual va a centrar el proceso de formación, pasando por un ideal de educación moral, educación integral, educación en valores, pero todas ellas con una mirada desde el desarrollo humano. Las instituciones educativas al preguntarse hoy, por el tipo de persona que pretenden formar, de alguna manera centran su interés y perspectivas en lograr una persona cada vez mejor, la cual crezca permanentemente, reflexione y sea propositiva en su diario vivir. Es por ello que en los proyectos educativos institucionales y particularmente en las estructuras curriculares aparecen términos como formación integral, formación humana y Desarrollo Humano, las cuales son utilizados como afines; tratando de entender, de alguna manera, la complejidad del ser y tener una mirada totalizadora del mismo.



Estos términos toman mayor fuerza en nuestros contextos, en especial por el momento histórico, social, económico y político por el que atravesamos, cuyas particularidades se acentúan con mayor fuerza en un sector importante de la población. Así encontramos como la pobreza para América Latina y en particular para Colombia, según datos del Observatorio de la economía Latinoamericana (Observatorio de la Economía Latinoamericana, 2004, 7) ha tomado dimensiones que sobrepasan la tenue mirada de ver este flagelo como un simple problema de ingreso, de exclusión o de falta de bienes materiales, convirtiéndose en una problemática estructural, social, política que atenta contra la dignidad y bienestar de la persona. La CEPAL muestra en sus cifras, por ejemplo, como el 62% de niños y adolescentes son pobres, de los cuales el 17% son indigentes, el DANE (Informe presentado en Julio 2002) en el 2002 presenta en su informe que en las siete ciudades principales, el desempleo fue de 15.6%, es decir tres millones setenta mil colombianos no tienen ninguna fuente de ingreso y el 32% de los asalariados no tiene contrato de trabajo, ni acceso al sistema de seguridad social, lo que lleva a tener un alto índice de personas cuya fuerza laboral son vendedores ambulantes, o realizan trabajos ocasionales. Por ello Colombia tiene el índice más alto de desempleo de América Latina, siendo considerado como uno de los países con mayores problemas de desigualdad en la distribución del ingreso, lo que generó que entre 1992 y 1999 aumentara de 53.8% al 60.1% el número de hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza.



Las perspectivas colombianas en el campo social son más difíciles, pues gran parte de la población carece de servicios básicos, tienen ingresos inhumanos e inadecuados, desnutrición, aumento severo de la migración del campo a la ciudad y la permanente violencia generada por los diversos grupos armados como la violencia que se vive cotidianamente. Los aspectos anteriores se complejizan aún más en el sector educativo, el cual presenta un aumento en el índice de analfabetismo, deserción y donde el sistema educativo perpetúa una educación tradicional como única forma de 2 de 12 desarrollar dichos procesos; los cuales generan la negación de las oportunidades y las opciones más fundamentales del Desarrollo Humano. Esta mirada general de algunas problemáticas, lleva a replantearnos como educadores nuestro papel en un contexto social cada vez más afligido por los problemas estructurales que vive nuestra población, pero también permite pensar como la educación se puede convertir en una alternativa para salir adelante de la crisis por la cual se atraviesa. Pensar en la educación como alternativa tiene implícito un trabajo que implicará cuestionamientos, reflexiones y reconceptualizaciones de su propia concepción para que no se siga reduciendo a la instrucción, a la información y por el contrario, se tenga como eje central la persona, donde la educación tendrá que reconocer los diversos contextos, tiempos y espacios en los cuales se desarrolla el ser, como también, deberá ser entendida como un proceso cuyo objetivo principal es la formación de personas, en términos de Maturana “la educación es un proceso de transformación en la convivencia y lo humano... la tarea de la educación es formar seres humanos para el presente” (Maturana, 1998, 119).



Estos planteamientos permiten entender la educación como una construcción que se da permanentemente, pues si su centro es la persona, implicará incidir en los diversos elementos que la componen, dándose una construcción que se desarrollará en el transcurso de su vida y que tendrá en cuenta su bienestar a todo nivel, social, político, económico, espiritual, afectivo; de tal manera que permitan un crecimiento individual y colectivo. Para el desarrollo de este trabajo, es fundamental entonces, que dimensionemos y reconozcamos el valor social y cultural que nos rodea y a partir de allí se construyan nuevas formas de socialización, de comunicación para el crecimiento de la persona a todo nivel, en este sentido Rafael Flórez (1996, 102) afirma “la educación es un proceso social intersubjetivo, que no solo socializa a los individuos sino que también rescata en ellos lo más valioso, aptitudes creativas e innovadoras, las humaniza y potencia como persona”



Así vemos como lo educativo se ha tratado de enmarcar en los últimos tiempos en un ámbito que permita tener un sentido más humanizador al propuesto y vivido por décadas; el cual ha estado cargado por relaciones de verticalidad, autoritarismo, homogenización, tradición en sus métodos y formas de acceder al conocimiento. Es por ello que el Desarrollo Humano se convierte en un propósito de la educación que busca como eje articulador y trascendental el proceso de construcción de la persona como tal, de la reivindicación de su condición como humana, como aspecto que es inherente al ser, pero que debe ser alimentada, aprendida, auspiciada; como diría Morín “la educación del futuro deberá ser una enseñanza primera, universal, centrada en la

condición humana” (Morin, 2001, 49).



El pensamiento de lo educativo con una visión más humanizante nos ubica entonces, en un ámbito que permite ver al ser en constante crecimiento, en un proceso de reconocimiento de todas sus dimensiones, como de sus diversas formas como ser individual, social y cultural; es decir, desde el Desarrollo Humano. El Desarrollo Humano es un término que en las últimas décadas se ha utilizado indiscriminadamente por estar a la vanguardia de los actuales discursos, dándosele diversas reinterpretaciones acomodadas a los interese particulares y disciplinares de

quienes los asumen. El concepto de Desarrollo Humano se ha ido transformando, pues en un primer momento aparece como una forma de identificar el bienestar de un país desde la perspectiva económica, desde el crecimiento de la producción de bienes y servicios, manejándose la convicción que los incrementos en el PIB per capita sostenibles eran suficientes para disminuir la pobreza; es decir que el desarrollo es medido a través del ingreso per capita, producto interno bruto, balanza de pagos y balanza comercial, donde los países que en estos ámbitos tuvieran buenas cifras se planteaba que estaban en un creciente desarrollo. Aspectos sobre los cuales en los últimos tiempos se han realizado estudios que demuestran que crecimiento económico no es lo mismo que desarrollo, más aún cuando se analiza la situación y problemática por la que atraviesa la población, la forma de vida de muchos, quienes están viviendo otra realidad.



Es a partir de la década de los 80, cuando se tratan de ver y entender los desequilibrios generados por la economía, siendo Amartya Sen quien ubica el bienestar de los ciudadanos como principal objetivo de las políticas de desarrollo que no solo pueden estar asociadas a los niveles de ingreso sino al desarrollo de las personas; donde los objetivos vayan más allá de lo económico y material, convirtiéndose así en un concepto más integral y sistémico. Por ello se empezó a enfatizar en la importancia de la distribución de los beneficios, la acumulación del capital humano por encima del físico y financiero; y dejar el énfasis del crecimiento económico; surgiendo planteamientos que establecen una relación entre bienestar social y mejoramiento de la calidad humana, dándole una mirada más amplia que permita no solo valorar desde aspectos netamente cuantitativos la calidad y el desarrollo sino principalmente desde la valoración de la población, sus estados y formas de vida.



Con los diversos avances conceptuales, es como el término de Desarrollo Humano penetra al sector educativo, dándole una visión amplia de la persona, como una forma de comprender los nuevos procesos educativos que se gestan en las comunidades y como una forma de valorar al ser humano en toda su magnitud. “En el Desarrollo Humano se analizan todas las cuestiones sociales –sean estas el crecimiento económico, el comercio, el empleo, la libertad política o los valores culturales- desde la perspectiva del ser humano... el Desarrollo Humano es un proceso conducente a la ampliación de las opciones de que disponen las personas, en principio esas opciones pueden ser infinitas y pueden cambiar a lo largo del tiempo” (Delors, 1997, 302) El Desarrollo Humano como una propuesta que transversa lo educativo permite plantear a la persona como eje central del proceso, donde ella se construye permanentemente, pero a la vez hace parte de un colectivo que incluye diferentes contextos (social – político – económico – cultural – geográfico – educativo), elementos que se permean de diferente forma en las estructuras curriculares. El Desarrollo Humano, es entendido entonces, como un proceso de construcción del sujeto mediante el cual las personas pueden llegar a construirse y a formarse como tales, tanto en los aspectos que los hacen diferentes (singulares, con identidad), como en los que los hacen miembros de un colectivo, mediante la apropiación y recreación de su desarrollo histórico, social y cultural. Para lograr un proceso de formación centrado en el Desarrollo Humano, la persona involucra todas sus potencialidades, las cuales se expresan en las diversas dimensiones o esferas que la conforman (social, afectiva, cognitiva, comunicativa, lúdica, sexual, política, madurativa, espiritual, ética), entrelazados con los diversos contextos en los cuales la persona se desenvuelve, ya sean contextos políticos, económicos, sociales, familiares, geográficos, escolares, que pueden o no favorecer el desarrollo de esas esferas y consecuentemente del Desarrollo Humano. Igualmente el Desarrollo Humano tal como lo expresa el profesor Ricardo Delgado, es “un proceso complejo en permanente transformación; que está constituido y mediado por una complejidad de dimensiones... donde se reconocen tres dimensiones constitutivas, como son la social, la cultural y la personal “ (2003, 8).



La dimensión social es la que reglamenta explícita o implícitamente las normas y reglasque permiten al ser humano interactuar con él y con los otros en un ambiente de convivencia. La dimensión cultural es la que le permite al ser humano crear y recrear su identidad a través de los múltiples significados y de la compleja red de relaciones con las que a diario interactúa. Por último la dimensión personal está relacionada con las características particulares de la persona que la hacen diferente y que le posibilitan su autonomía, pero que a la vez le permiten la convivencia y el actuar en la sociedad. Un trabajo centrado en el Desarrollo Humano requerirá de una educación que también dimensione los procesos formativos en sus diversos espacios, contextos, como el reconocimiento de la persona en su ser, en su sentir, actuar, pensar y compartir, de tal manera que permita al individuo formarse en los cuatro pilares fundamentales que plantea Jacques Delors (1997): aprender a aprender, que genera autonomía y capacidad de formarse con responsabilidad; aprender a ser y a hacer, que tiene relación con las esferas del Desarrollo Humano planteadas desde lo ético y lo político y aprender a convivir, como posibilidad de construir, reconstruir y transformar la sociedad.



Estos planteamientos también presentes en los trabajos de Humberto Maturana y Fernando Savater refuerzan la idea de que, no por el hecho de nacer ya somos humanos, tenemos que llegar a serlo y esto se logra a través del contacto con el otro, es en el compartir con el otro que nos hacemos más humanos.



El Desarrollo Humano implica un ejercicio de comprensión de las personas, con ellasmismas, y con las otras; es decir que los procesos educativos que centran su trabajo en el Desarrollo Humano deben estar transversados por una visión de persona claramente definida, donde sus propuestas pensarán seriamente en ella, tratando de incidir sobre sus procesos formativos, esto implica organizarse de tal manera que su participación agencie y motive directamente su formación.



Si no se está pensando en la persona no podríamos hablar de Desarrollo Humano, puesto que su meta no podría restringirse a políticas o planteamientos teóricos que no se permeen en la cotidianidad. Implica, como lo afirma Ocampo, no sólo considerar como lograr niveles de vida larga y saludable, formas de adquirir conocimientos y acceso a los recursos necesarios para tener una vida decente, sino también posibilidades para la participación, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos, las oportunidades para ser creativo y productivo y para gozar de respeto por sí mismo, potenciación y sensación de pertenencia a una comunidad.



Un trabajo centrado en el Desarrollo Humano debe direccionarse en dos sentidos, desde lo individual, como una forma de permitir el desarrollo de la personalidad, de la construcción de la persona en sus diversas dimensiones, pero también desde lo colectivo, con el reconocimiento de su contexto, del entorno que rodea al ser humano y que lo ayuda a construirse como tal, con sus

múltiples interacciones y formas de relacionarse. Siendo el Desarrollo Humano un realce de la capacidad humana para ampliar las opciones y oportunidades que permitan a cada persona vivir una vida de respeto y valorada (PNUD, 2000), es también un proceso y un fin que debe ser perseguido no sólo por la educación, sino por parte de todas las acciones emprendidas por la sociedad en instancias privadas, gubernamentales, individuales y colectivas, organizativas e institucionales.



En últimas toda esta reflexión busca comprender como el Desarrollo Humano resignifica al hombre y a la mujer como personas, postura que resalta las condiciones de los seres humanos como hacedores de su proceso y no solamente como sujetos de éste, donde su construcción es un proceso permanente, planteamiento que reconoce a la persona como inacabada, la cual requiere de los procesos educativos y del Desarrollo Humano para continuar formándose.



El Desarrollo Humano se convierte en proceso y fin de las estructuras educativas. El primero, por que se da permanentemente en una constante construcción y reflexión de lo personal y social, y como fin, porque es visto como el propósito al cual se le está apuntando; es decir que todas las acciones están encaminadas a un objetivo central: el Desarrollo Humano. Pero un aspecto importante al pensar el Desarrollo Humano como fin, es el de reconocer que su complejidad requerirá de todo un proceso que se ir construyendo en la formación y que por ello es a la vez un propósito y parte de la dinámica de construcción de las personas.



El Desarrollo Humano desde lo educativo permitirá una dinámica que potencia las diversas formas de expresión, relación y comprensión que se dan entre mujeres, hombres, entre unos y otros; las cuales están agrupadas en unas categorías denominadas “Esferas del Desarrollo” (Luna 1995), que se entrecruzan y conjugan en los distintos espacios y vivencias que tiene la persona, mostrando toda la subjetividad que la envuelve, como los espacios concretos en los que se desenvuelve, su entorno, el contexto, lo ambiental; pero también el significado y sentido que da a cada cosa, y a las múltiples relaciones e interacciones que desarrolla durante toda su vida.



Es en los espacios anteriormente nombrados donde las esferas podrán desarrollarse, espacios denominados mundos, el simbólico, el subjetivo, el físico y el sociocultural, en los cuales la educación de manera consciente deberá incidir si tiene la pretensión real de realizar un trabajo en torno al Desarrollo Humano.



Las esferas del Desarrollo Humano tiene que ver con las condiciones físicas, biológicas y neurológicas, con las formas como se representa el mundo, con lo ético, lo erótico, lo lúdico, lo social y lo comunicativo que permiten a la persona su propio desarrollo y el de los demás.



El Desarrollo Humano no se da por el simple hecho de reconocer sus esferas y mundos, hay que incidir en ellos, pero existen unos elementos que se convierten en obstáculos para su desarrollo, como son la intromisión de las políticas neoliberales en la forma de pensar lo social, lo educativo y sus actores, los cuales se están pensando desde lo económico sin que medie una reflexión, en el caso de la educación, desde lo pedagógico, desde el mismo Desarrollo Humano; como también que las instituciones educativas aún siguen muy encerradas en sí y no se abren a las comunidades en las cuales se encuentran insertas, de tal forma que logren potenciar la construcción del tejido social y la búsqueda permanente del Desarrollo Humano de sus poblaciones.



El Desarrollo Humano con todas sus reflexiones ha logrado penetrar al ámbito educativo y verse ubicado en las estructuras curriculares, entendidas éstas como un proceso permanente que permite organizar y repensar las construcciones culturales, connotación que trata de superar la visión reduccionista, instrumental en la que se ha ubicado el currículo dentro de la escuela tradicional.



Un trabajo desde el Desarrollo Humano tendrá que advertir y replantear aquellos currículos asignaturistas, desintegrados, cerrados, donde se plantean unas relaciones de verticalidad entre docentes y estudiantes, donde no hay espacio para la investigación y la formación integral, como diría Nelson López al plantear uno de los aspectos que hacen parte de la aproximación diagnóstica a la situación curricular actual, “son estructuras cerradas con límites y fronteras definidas, selectivas y discriminativas, que ponen de manifiesto mecanismos de acomodación, rutinización y ausencia de innovación y cambio... lo académico no agota el concepto de integralidad.” (López, 1995, 24-25)



En las últimas décadas se reconocen otros abordajes conceptuales del currículo donde lo cultural, lo histórico y social juegan un papel fundamental en su proceso, “el currículo no es un concepto sino una construcción cultural” (Grundy 1987), “formas a través de las cuales la sociedad selecciona, clasifica, distribuye, transmite y evalúa el Conocimiento educativo considerado público, refleja la distribución del poder y los principios de control social.” (Bernstein 1984), “las teorías curriculares son teorías sociales, no solo porque reflejan la historia de las sociedades en las que surgen, sino también en el sentido de que están vinculadas con posiciones sobre el cambio social y en particular con el papel de la educación en la reproducción o transformación de la sociedad.” (Kemmis 1987), currículo comprensivo entendido como un proceso de búsqueda de negociación, de valoración, de crecimiento y de confrontación entre cultura universal y la cultura de la cotidianidad y la socialización entre la cultura de la dominación y la cultura dominada.” (Magendzo 1996).



Todos los planteamientos mencionados anteriormente de alguna manera tocan la persona como eje constitutivo de sus reflexiones, pues en lo histórico, lo social, lo cultural, ella se convierte en el elemento clave del trabajo, tratando de comprender sus dimensiones y de potenciarlas a través de los procesos educativos. En este sentido los currículos buscarán un trabajo permanente de la persona desde el Desarrollo Humano, con unas estructuras más abiertas que lo reconozcan en toda su dimensión, pero también que lo valoren como integrante de un contexto socio-cultural.

Pensar que en las estructuras curriculares se trabaje el Desarrollo Humano como un eje transversal, permite entender una concepción integral del ser humano, el cual tiene responsabilidades sociales, culturales, políticas que implican la participación y apropiación de estudiantes, docentes, administrativos y comunidad. Un caso particulares el programa de educación Física, recreación y deporte que propone el Desarrollo Humano como un núcleo que permea la estructura curricular cuyos componentes de formación se articulan tratando de dar una mirada holística de la persona.



En dicho programa se expresa el currículo como un proceso permanente constructivo, en el cual a través de sus diferentes características pretende una pertinencia académica y una pertenencia social, es decir que busca una estructura curricular donde a través del Desarrollo Humano, la comunidad educativa aborde los elementos conceptuales básicos de la carrera con una clara visión del contexto, logrando una articulación entre la teoría y práctica, para superar así la tradición en la que venimos enfrascados desde tiempos atrás.



La estructura curricular del programa de Educación Física tiene unas particularidades, las cuales hacen que el trabajo se pueda dimensionar desde otras perspectivas y dinámicas, “Es un proceso en construcción permanente, donde el propósito formativo requiere agenciar procesos de investigación, interdisciplinariedad, autoformación y flexibilidad...” (Universidad del Cauca, 1999, 56)



Los aspectos más relevantes de la propuesta curricular muestran que:



• Es un proceso dinámico y en construcción. Este aspecto permite retomar los elementos de la anterior estructura curricular para ser analizados, repensados y recontextualizados a la par con el ejercicio de analizar otras propuestas alternativas e innovadoras que permitan ir construyendo en un ejercicio de aprender en el hacer

– aprender haciendo – pero desde el pensar, reflexionar y concertar, llegando así a realizar ajustes y reestructuraciones que la misma dinámica requiere.



• Abierto y flexible. Permite la interacción de los distintos saberes, para establecer una relación dialógica entre los diferentes actores del proceso educativo, de tal manera que la participación se convierta en un aspecto fundamental de dicho ejercicio. También el comprender y articular las diferentes transformaciones que se dan a nivel científico, social, cultural, disciplinar, para que la estructura se convierta en unproceso de construcción permanente.



• Integral. Un currículo con la estructura propuesta permite comprender la dimensión de la persona como ser individual, social, cultural, político; donde el trabajo de la formación se centre en agenciar y propiciar el desarrollo de las esferas de la persona desde el reconocimiento de sus diversos mundos, es decir un trabajo desde el Desarrollo Humano.



• Interdisciplinario. Esta estructura plantea un currículo que permite la concurrencia simultánea de saberes, como una forma de superar esquemas que fragmentan el conocimiento, para lograr abordajes integrales de las problemáticas y del saber. Pero además de las características mencionadas, esta estructura curricular tiene unos componentes de formación que se interrelacionan y convergen en el propósito de la formación de educadores, la formación humana, estos componentes son entendidos como el conjunto de conocimientos que permiten estructurar procesos, desarrollar estrategias, consolidar líneas, en función de un gran propósito común, la persona.




Los componentes básicos de formación sobre los cuales se estructura el programa son denominados: motricidad humana, biohumano, pedagógico investigativo, socio humanístico, los cuales se han venido reconceptualizando y construyendo en la nueva propuesta curricular que se plantea desde 1998. Igualmente en el programa se desarrollan tres ciclos que son: ciclo introductorio que corresponde al primer semestre y pretende la inducción del estudiante al programa, ciclo básico conformado por los semestres II a VII donde la actividad se centra en la búsqueda de conocimientos fundamentales para cada componente y ciclo de énfasis que abarca VIII, IX y X semestre, el cual permite la consolidación de los caminos formativos que el estudiante ha construido a lo largo del programa.



Una vez conocida la forma como está estructurado lo curricular, es importante dar una mirada más específica al núcleo de Desarrollo Humano, el cual centra su trabajo en la persona y se convierte en una propuesta que pocos programas de licenciatura tienen de manera explícita.



El núcleo de Desarrollo Humano como es denominado en la reforma curricular del programa se encuentra inmerso dentro del componente pedagógico investigativo, el cual se inicia desde el ciclo introductorio culminando en el ciclo básico, donde se desarrollan unidades temáticas como bases de la educación, psicología del desarrollo, identidad familia y sociedad, competencias comunicativas, psicología de la educación, ética y Desarrollo Humano y educación y diversidad.



Así cada una de las unidades temáticas se construyen basadas en el Desarrollo Humano desde lo educativo, aspecto que permite ir reconstruyendo y reflexionando el proceso que desde el interior de la estructura curricular se adelanta.



El trabajo que desde el núcleo se viene adelantando en los diversos semestres, está orientado hacia tres aspectos fundamentales. El primero relacionado con la persona desde su interioridad, lo cual le permite una revisión y exploración de sus propias conductas, prácticas, formas de comportarse, de verse. El segundo tiene que ver con la relación de él como persona en la sociedad, aspecto que le permite entender su compromiso social, ético, cultural; y el tercero se relaciona con lo educativo, comoelemento fundamental dentro del proceso de formación de un maestro, analizando lasdiversas posturas y prácticas que desde lo educativo encierra el Desarrollo Humano y que a la vez están entrecruzadas con lo personal, con lo socio - cultural. Pero al mirar con detenimiento cada unidad temática, se observan como los elementos anteriormente planteados no se dan en todo el proceso, al igual que se nota la pocaarticulación entre una unidad temática y otra, aspecto que se evidencia más claramente en la misma estructura curricular; dejando entrever la dificultad de superar la idea asignaturista que ha regido por décadas los programas de Educación Superior. Otro aspecto importante de revisar es la poca articulación entre los núcleos que conforman un mismo componente, lo cual repercute en el trabajo que se debe dar entre todos los componentes; es construir colectivamente desde la estructura más pequeña, para este caso, las unidades temáticas hasta llegar a lo macro, los componentes, gestando un trabajo interdisciplinar, participativo, que no es lineal sino cíclico, que está en permanente movimiento, en permanente construcción.



Pensar una estructura curricular con las características ya mencionadas implica un replanteamiento de concepciones, saberes y prácticas, para que pueda llevarse a cabo,teniendo en cuenta diversos elementos que son indispensables si se piensa en un trabajo continuo e integral del proceso formador, de tal manera que sea permanente, sistemático, con una visión holística del ser.



Ello requiere de cuatro ejes centrales a tener en cuenta en cada uno de los

componentes de la propuesta:



• La formación humana como un eje Transversal - Transdisciplinario: la formación tiene inmersa un ejercicio de reflexión desde los diversos saberes, los cuales se complementan y permiten de manera clara obtener compromisos, colaboraciones y confrontaciones del pensar, saber, actuar y convivir. Solo si se logra un trabajo transdisciplinar se podrá avanzar en una cultura que mire sus propias problemáticas, las aborde y transforme.



• La investigación como un eje Transversal: la investigación no puede ser asumida solo desde las áreas que tienen que ver con investigación, este es un ejercicio que permea toda la estructura curricular; para ello es imprescindible que en el currículo y por ende en el plan de estudios se reflexione sobre la forma como se está abordando la investigación y se replantee de manera clara y concreta las acciones para generar una cultura investigativa en el programa.



• Una mirada holística: la educación hoy da una mirada a sus estudiantes, reflexionando sobre su proceso formador el cual no puede limitarse a lo academicista como ha venido pasando en los últimos años; hoy se piensa en cambiar esa estructura tradicional por una que mire a sus estudiantes desde la misma complejidad del ser, de una manera integral; desarrollando potencialidades y competencias que van desde la creatividad, el análisis, la reflexión, entre otros,

aspectos que son básicos para desarrollar un proceso formador.



• Evaluación permanente: este ejercicio nos permite mirar paso a paso lo que ocurre al interior de cada uno de los componentes y actividades propuestas, de tal forma que se podrán hacer los ajustes que se requieran. La evaluación no es solo la constatación de que algo se realizó, muy por el contrario debe ser asumida como un proceso que aporta elementos valiosos para el crecimiento dentro de la formación y construcción de procesos individuales y colectivos, de tal forma que se debe organizar un plan sistemático que permita ir revisando y construyendo en el camino la propuesta curricular planteada.

Son diversos los obstáculos que se pueden encontrar en propuestas curriculares que se enmarcan en un reconocimiento de la persona, con una visión más integral, por ello nos queda la gran tarea de caminar juntos, aprendiendo en la diferencia, con los otroslas otras y con lo otro (lo cultural, lo social, lo ambiental).



El currículo, un camino que implica la conjugación de saberes, vivencias, intereses,prospectivas, pero sobre todo puede permitir un trabajo de y para las personas, para nosotros mismos.



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1 comentario:

  1. Muy buen documento, creo que nos permite ir adviertiendo la importancia de que en nuestros intentos pedagógicos, no solo en Cultura solidaria en las escuelas y colegios, sino tambien en la Escuela de Economía Solidaria, el desarrollo humano sea el centro y no arandelas que adornan y hacen interesante el proyecto, pero desde la periferia.

    Liliana

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